¿HARINA? NO, QUE ÉSE NO ES EL
INGREDIENTE SECRETO

Pero no era de
recetas de comida de lo que queríamos hablarte hoy, sino de RECETAS PARA SER MÁS OPTIMISTA. ¿Sabías que una actitud positiva permite
que las personas podamos resistir mejor al estrés, que nos ayuda a hacer frente
a la adversidad de la vida?. Aprender a
sentir y pensar en positivo es una inversión sumamente rentable para que
podamos vencer la batalla contra el pesimismo y desarrollar al máximo las
posibilidades de vivir sanos y felices.

El optimismo no significa ver todo color de rosa. Los optimistas no ignoran los
problemas o pretenden que la vida sea perfecta. Simplemente se concentran en lo
bueno de una situación y en lo que pueden hacer para mejorar las cosas. Se trata de encontrar un
equilibrio entre un pensamiento positivo
y uno realista, generando siempre un plan de actuación a seguir.
Se trata de
cultivar el optimismo realista como una estrategia ante las adversidades. Ese OPTIMISMO REALISTA consiste
en tener una visión equilibrada de uno mismo, con fortalezas y debilidades,
conociendo nuestros límites y capacidades, conocer y aceptar que la vida
implica alegrías y decepciones, conocer nuestra capacidad para modificar
ciertos aspectos de nuestra vida y aceptar aquello que no podemos modificar, no
esperar automáticamente lo negativo de los demás o del mundo, pero tampoco
pensar que lo bueno vendrá solo y buscar activamente soluciones a los
problemas. Tú decides
la actitud con la que afrontas tu día a día…
Pero ¿Y si yo
tengo tendencia a tener pensamientos pesimistas?, lo primero que tengo que
decirte es que nuestro cerebro biológicamente tiende a ver y recordar el lado
malo de las cosas como un mecanismo de defensa, para protegernos de situaciones
peligrosas y hacernos huir de ellas. Por eso es tan importante que seas
consciente de que esto ocurre y de que entrenes tu capacidad de ver el lado
bueno de las cosas, diseñando a continuación un plan de actuación para seguir,…porque
el vaso siempre está medio vacío, pero también medio lleno… y siempre habrá
algo que podamos hacer para mejorar la situación. Hasta en los peores momentos
se puede hacer algo.. aunque sea para sostener y acompañar al que lo está
pasando mal.
1. Reconoce tu
negatividad: Escucha lo que dices y lo que te dices a ti mismo y
cómo de negativo es. Rastrea tus pensamientos diariamente y reconoce esas
asunciones y conclusiones negativas. Puede ser de mucha utilidad escribirlas en
un papel o en una nota en el móvil.
2.
Piensa alternativas: Cuando te encuentres diciendo algo negativo piensa en un pensamiento alternativo que sea más positivo o
más realista. Puedes también
hacer dos columnas en un papel, en una los pensamientos negativos que tienes
habitualmente y en la otra un pensamiento alternativo. Por ejemplo si piensas:
“Voy a suspender el examen” puedes pensar “¡Yo puedo! Me va a salir bien” o “Me
he preparado bien para este examen, voy a hacerlo lo mejor que pueda”.
Al principio puede que esas
alternativas no suenen ciertas, o no nos las creamos. Pero a medida que las
vayamos repitiendo, irán sonando más ciertas y por supuesto, tú puedes diseñar
un plan de acción para que lo sean.
3. ¿Qué de cierto hay en ese pensamiento?: Cuando
identifiques un pensamiento y lo apuntes, puedes probar a escribir la evidencia
que apoya ese pensamiento y la evidencia en contra. Puede que te sea fácil
encontrar la evidencia a favor y te cueste mucho encontrar evidencia que lo
contradiga, pero con la práctica cada vez será más sencillo. Al principio
también puedes buscar la ayuda de alguien en quien confíes para buscar estar evidencias
y ayudarte a “desliar” tus pensamientos.
4. Busca los aspectos positivos de las situaciones: Por ejemplo, has perdido jugando a tu videojuego favorito de forma online con tus amigos, pero al menos has podido divertirte un rato con tus amigos. La mayoría de situaciones tienen una cara negativa y una cara positiva. Intenta mirar las cosas como oportunidades en lugar de derrotas.
5. Piensa en alguien que tenga una actitud optimista: Pregúntate qué te diría o pensaría esa persona en esa situación concreta. Intenta hacer tuyo ese pensamiento. También es útil rodearte de gente optimista, que te ayude a verle esa cara positiva a las situaciones, que te de otra perspectiva.
6. Da feedback positivo a los demás: Incluso
si alguien ha hecho algo mal, seguro que hay algunos aspectos positivos. Si
puedes encontrarlo, tu vista del resultado será positiva y la otra persona
tendrá animos para continuar. Por ejemplo: “Te ha salido mal, pero ahora sabes
qué tienes que hacer para que te salga mejor la próxima vez”.
7. Date feedback
positivo a ti mismo: Date cuenta cuando dices “cualquiera podría haberlo
hecho”, “No ha sido nada especial” “Es porque tuve suerte”. Todas esas
afirmaciones minimizan tu logro y externalizan la responsabilidad. Las personas
inseguras y pesimistas a menudo se sienten incómodas recibiendo cumplidos,
incluso de sí mismos. Reconoce tus fortalezas. Maneja
la ansiedad y simplemente di gracias si alguien te da feedback positivo,
incluso si viene de ti.
8. Identifica la función del pesimismo: ¿Cuál es
la función del pesimismo? ¿Te protege de la decepción? ¿Te ayuda a no ser
herido? ¿Crees que te ayuda a prepararte para posibles desafíos? A menudo
pensamos que el pesimismo y la preocupación nos ayudan, pero no es cierto. Nos
sirven para anticipar resultados negativos, con lo cual nos hace sentir mal por
algo que no ha sucedido y realmente no es seguro que pase. Y si al final pasa
eso que preevemos, lo hemos pasado mal el doble de tiempo.
9. Prueba cómo se
siente al ser optimista: Pruébalo igual que te pruebas unos zapatos nuevos.
Igual te sientes un poco raro al principio, pero con la práctica te irá
sintiendo más cómodo.
10. No te sientas culpable por no ser optimista: No te
sientas culpable por no ser optimista todo el tiempo y en todas las
situaciones. El optimismo está bien, pero hay veces que lograremos ver lo
positivo y otras veces no, a veces tendremos esperanza de futuro y otras veces
tendremos menos. Va a depender mucho de las circunstancias de cada uno y
también de los recursos de apoyo con los que contemos (seres queridos,
amigos,..). Lo importante es intentar disminuir esa negatividad que a veces nos
hunde.
¿TE ANIMAS A PROBAR NUESTRA RECETA?: Empieza simplemente por
decirte a ti mismo,
"¡Puedo ser más optimista y voy a seguir practicando día a día!".